A la hora de inscribirse en el segundo ciclo de Educación Infantil y Primaria, todos los padres y madres recibimos en casa la carta del consejero de Educación, Carlos Gimeno, bajo el lema «Yo soy de la pública».
Se nos pedía que inscribiéramos a nuestros hijos e hijas en ella porque, según él, es «una escuela cercana, excelente, inclusiva, plurilingüe, transformadora…».Sin duda, fue una campaña de gran éxito a la vista del gran número de alumnado inscrito, lo que nos alegra, porque nosotras también pensamos que la escuela pública es la que mejor va a garantizar la igualdad de oportunidades y el desarrollo personal de niñas, niños y jóvenes.
Pero, ¿cómo llevará a cabo el profesorado su función, si, salvo excepciones, debe trabajar con porcentajes de 20 a 25 niños y niñas por aula?
Esta es la realidad con que nos encontramos para el próximo curso en Educación Infantil y Primaria, en centros como Patxi Larrainzar, Ezkaba y tantos otros…Por lo que, como padres y madres preocupadas por la atención que recibirán nuestras hijas e hijos, no podemos mirar para otro lado.
La cuestión de la ratio está siendo duramente denunciada desde hace tiempo por la Plataforma 0-3, y no es una cuestión baladí: con tan sólo 16 semanas nos vemos obligadas a dejar a nuestros bebés a cargo de unas educadoras, que aunque desbordan cariño, la sobrecarga laboral las desborda a ellas. Y todo ello siempre y cuando no hayamos sido relegadas a una lista de espera, en ocasiones más larga que la de los propios admitidos; en unas escuelas cuyas condiciones varían según las gestione el Gobierno de Navarra, los ayuntamientos o alguna empresa subcontratada a cargo de éstos. Empatizamos plenamente con su causa porque también es la nuestra, más aún cuando constatamos que, una vez superada esa etapa, el problema de la ratio se mantiene en las restantes, desde el segundo ciclo de Educación Infantil, hasta Secundaria, incluído Bachillerato.
En la infancia, se asientan las bases decisivas de una futura sociedad sana, y como dicen las personas educadoras y maestras, la reducción de la ratio es fundamental para intervenir de manera adecuada en las diversas realidades que se dan dentro del aula; lo que supondría muchos beneficios en la convivencia, salud mental e inclusión del alumnado.